Había una vez una empresa que tenía un gran reto: no quería perder más clientes. No quería que sus ventas siguieran bajando, por culpa de…
¡Vaya!
De repente se dieron cuenta de que llevaban meses perdiendo clientes, pero no sabían por qué.
¿Era de ellos la culpa?, ¿o era de los clientes?, ¿del mercado?, ¿de sus trabajadores?, ¿de sus productos?, de su comunicación?, ¿de los tiempos que corrían?
Desde dirección, se dieron cuenta de que solos eran incapaces de encontrar respuestas y pidieron ayuda al resto de departamentos.
Producción echaba la culpa al departamento de mantenimiento y desde comunicación, decían que la culpa era de marketing. Mantenimiento, a su vez, decía que la cupla recaía en la dirección, y marketing que la culpa era de producción.
Nadie quería echarle la culpa, pero las ventas seguían bajando.
¿Qué estaba pasando?
Durante esta fase de preguntas, la dirección se percató de que tenía equipos desconectados entre ellos.
Que los malos resultados no eran más que un reflejo del mal funcionamiento interno y que más que buscar respuestas en un departamento, lo que hacía falta era dar un giro de 180 grados a la empresa.
Era necesario trazar un plan para ordenar los procesos internos de la empresa, y en ese plan debían estar todos presentes.
Eran casi 100 familias las que vivían de ese proyecto que hacía veinte años se creó con ilusión.
Por tanto, era hora de unir esfuerzos de nuevo, deshacerse de lo que no servía y encaminarse juntos hacia nuevos objetivos.
¿Cuál era el reto de la empresa?
Lo primero que hicieron fue buscar un sitio donde toda la empresa se pudiera concentrar durante tres días.
Entre varias opciones, el que más les convenció fue un hotel del Maresme. Con habitaciones cómodas, cerca de la playa, pero con un magnífico bosque muy cerca y unas vistas encantadoras.
Un sitio que realmente invitaba a hacer la pausa que buscaban ya reflexionar
Con un event planner de la zona, organizaron tres días de trabajo, placer y descanso.
Tres días que giraron en torno a un reto que entre todos debían resolver:
«Cómo conseguir que todos los departamentos se coordinen para aumentar las ventas de la empresa»
El objetivo era conversar, conocerse, reflexionar conjuntamente, descubrir los errores de los procesos internos, aprender qué hacían los demás y cuáles eran los problemas diarios de cada departamento. Es decir, generar empatía.
Para ello, una de las estrategias fue mezclar. Todo el mundo tenía que hablar con todo el mundo.
Por ejemplo mezclar cargos y departamentos:
Contabilidad con comunicación.
Producción con dirección.
Marketing con mantenimiento.
Control de calidad con atención al cliente.
Formas de trabajar los retos de empresa
Para hacer el reto más divertido y añadir un toque de color a las jornadas, los event planners propusieron diferentes historias ligadas al territorio.
Trabajar el reto de una forma informal, creando retos llenos de fantasía y de historias inspiradoras, es una parte fundamental para incentivar la creatividad y el pensamiento lateral.
Así que, las propuestas para volar la imaginación fueron:
Los ataques piratas: podríamos ligar el reto de la empresa a las hazañas de los del Maresme contra los piratas. Durante miles de ataques de piratas y corsarios, la población local logró organizarse para hacerles frente, como nosotros para superar esta crisis.
El cine: ¿y si rodamos una película de cómo nos gustaría que fuera nuestra empresa a cinco años vista? Lo podríamos hacer en el Castillo de Santa Florentina, que es donde rodaron Juego de Tronos!
El vino: ¿cómo salen las bodegas de Alella para producir estos vinos tan exquisitos y jugar en las ligas internacionales del vino? ¿Podríamos aprender de sus procesos para mejorar los nuestros?
La dirección estaba maravillada. Todo iba tomando forma.
Conocer el territorio de primera mano
Para acercarse más a los detalles, una mañana se acercaron al Maresme y los técnicos de turismo de reuniones le acompañaron a visitar el territorio.
Su imaginación volaba por esos parajes. Durante la vista, no quisieron dejarse nada por ver y por el camino iban comentando las propuestas que tenía sobre la mesa.
No acababan de tener claro por qué decidirse.
¿Y sabéis que ocurrió finalmente? Pues, que quisieron combinar las tres y crear la suya propia.
El tema de cómo la población se logró organizar contra los piratas, como metáfora de lo que estaba pasando en su empresa les pareció muy interesante.
Sin embargo, no querían renunciar a hacer una actividad donde todos se disfrazaran y que quedara grabado en forma de película.
Por tanto, se disfrazarían para rodar una película de piratas.
Por otra parte, el tema del vino era evidente que no podría faltar en todas sus comidas. Por tanto, una visita a las bodegas de Alella para conocer su proceso productivo era de carácter obligatorio.
Y no sólo para conocer cómo producían el vino, sino que lo que el objetivo era que sus equipos sintieran el amor y dedicación que necesitan las cepas y la tierra para producir esos caldos tan exquisitos.
Así que ya teníamos un punto de partida muy potente.
Ahora sólo faltaba poner fecha y ponerse a trabajar.
Serían tres días memorables que sentarían las bases del gran giro que necesitaba la empresa.
¡Era muy emocionante!
Si has llegado hasta aquí
Si has leído toda la historia es porque posiblemente te puedas sentir identificado.
Las empresas, en ocasiones, necesitan mirar hacia nuevos horizontes y necesitan inspiración para encontrar los más adecuados.
Salir de los escenarios habituales, jugar y divertirse genera nuevos puntos de vista, fomenta la empatía entre compañeros y aporta pasión y nuevas ilusiones en el trabajo.
En Maresme Events sabemos que tenemos el mejor entorno y el mejor equipo para asistirte sea cual sea el reto de tu empresa.
Ven y dejaba volar tu imaginación.
¡Ven y descubre nuevas estrategias para mejorar el resultado de tu empresa!
¡Si nos necesitas nos encuentras aquí, este post sólo es la antesala de muchas otras propuestas!